Apenas ayer me contactaron algunos excompañeros del Instituto San Ignacio, donde cursé mis básicos. Es bueno saber de ellos después de tanto tiempo, y tener la oportunidad de mantener contacto con ellos, y no solamente encontrarlos en la calle o en la Universidad un par de minutos o incluso segundos, con prisa y con otras cosas en la cabeza.
Pero es entonces cuando se me vienen toda una serie de preguntas a mi cabeza... ¿Qué ha sido de la vida de ellos? ¿Quiénes son ahora, cómo llegaron hasta donde hoy están? ¿Cuántos de sus planes se han visto cristalizados, y cuántos, frustrados?
Parecerá tonto, pero esto me recuerda un capítulo de la nueva temporada de Los Simpsons en que se parodia un documental en que se siguió la vida de algunos niños desde los ocho años, cada ocho años. Homero es el que quiere tener más dinero que todos, pero a los 16, 24 y 32 no ha conseguido nada aún. Pero a los cuarenta tiene una gran mansión y aparentemente mucho dinero. Todo es mentira, obviamente, y cuando lo descubren le preguntan el por qué de ello. Dice algo así como "estoy cansado de ser quien hace que los demás se vean mejor". Con cargo de conciencia el documentalista edita unos videos para demostrarle a Homero que, aunque no ha cumplido su sueño, su vida es buena y hasta envidiable. Episodio conmovedor y profundo... así son Los Simpsons.
Así que, espero que todos los compañeros que localicemos y también los que no, hayan alcanzado sus metas, o al menos la sabiduría de reconocer la riqueza que cada quien tiene, no importa las condiciones en que esté.