Esta vez estuvieron ausentes Lepe, el Memo y el Von Quednow. Sin embargo se nos unieron el Rambo, Juracán y el Cotorro. Repetimos el Chucho, el Abuelo, el Pacheco y el Cochinillo. Debo decir que fue una reunión muy divertida.
Es la segunda reunión de nuestro grupo de excompañeros del Instituto San Ignacio, que estudiamos entre 1,993 y 1,995 en ese lugar. Teníamos 15 años de no vernos algunos de nosotros. Claro, siempre están las amistades más especiales que se conservan y nunca se les pierde el contacto. Pero estas ocasiones en que tienes la oportunidad de ver a alguien que no has visto en mucho tiempo, son realmente especiales.
Nos reunimos en la calle, nos reconocimos, nos asombramos de los cambios y de las cosas que han permanecido en nosotros media vida. Nos contamos las cosas que hacemos actualmente, recordamos las anécdotas divertidas de aquella época, incluso las que desconocíamos. La nostalgia está bien, y estuvo bien para la primera reunión. Pero en un momento pareció que iba desapareciendo, y ya no se trataba de lo que fue, sino de lo que es hoy y las anécdotas de hoy y los chistes que en esos momentos se nos ocurrían.
Recordamos, por ejemplo, al Mosquito, con su manera de ser en aquellos días. Pero sobre todo fue tema de conversación debido a que declaró que si se bebían bebidas alcohólicas en la reunión, prefería no ir. Claro, su comentario levantó un leve debate en el grupo del Facebook, que terminó en su ausencia el día de la reunión y la toma de fotografías posando con el tarro de cerveza en la mano... y un vaso de vodka. Ya es una anécdota actual, y es excelente saber que nuestras reuniones no son sólo para ponernos al día y competir acerca de quién ha sido más exitoso en su vida. Se trata de retomar las amistades que fueron y que no fácilmente se olvidaron. No se trata de revivir un pasado. Sino vivir un nuevo presente que valga la pena.
Las risas siempre son lo mejor.
PD: la discusión no tiene sentido, en un grupo de adultos el que quiere beber lo hace y el que no quiere no. A menos que sean AA.