Yo no soy el tipo de persona que se queje (risas...). O quizá, aunque me queje, sigo siendo el tipo que gusta de ver las cosas con cierto optimismo y que disfruta de las soluciones tanto como de los problemas. Pero en estos últimos viajes al hospital me he dado cuenta de un fenómeno en especial: pareciera que me quejo más sólo por hacer conversación. ¿Será eso cierto? ¿Acaso nosotros los guatemaltecos utilizamos la queja como una forma de interrelacionarnos, más que ser una característica inherente a nuestra personalidad?
En tal caso, sociólogos, antropólogos, psicólogos y demás debieran unirse para hacer un estudio en Guatemala, entre todos los guatemaltecos que comparten espacios públicos momentáneamente. En el transporte público, la cola del banco, la tortillería, la sala de espera del profesional de la salud (mental, bucal, física...), la cafetería o su equivalente en la Universidad, la hora del almuerzo, etcétera. Todos esos espacios donde las personas que no se conocen o se conocen poco, pero que comúnmente comienzan una conversación con una pequeña queja. Acerca de lo malo del servicio al que se está acudiendo (banco, oficina burocrática, restaruante de comida rápica...), acerca de los precios (supermercado, tienda, tortillería...) acerca del clima, los políticos, el señor de allá, y todo aquello criticable y motivo de queja.
"LA QUEJA COMO FORMA DE COHESIÓN SOCIAL" debería de ser el título de tal estudio, y estoy seguro que obtendría resultados muy interesantes. ¿Acaso tendemos los guatemaltecos a ser más pesimistas y quejarnos más cuando nos encontramos con desconocidos, sólo para hacer conversación? Es una pregunta a la que de verdad me gustaría responder.