Es tan Corto el Amor, y es Tan Largo el Olvido

Pablo Neruda, en su poema número 20 dice "Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido." ¿Es eso cierto? ¿Acaso en nuestra vida vivimos amores cortos que luego tardamos años y quizá hasta el resto de nuestra vida en olvidar? No estamos hablando acerca del amor de la pareja con la que compartimos toda nuestra vida, sino aquellos "pequeños amores" que duraron relativamente poco (¿pero qué amor no dura relativamente poco?), y que sin embargo, dejaron marcada nuestra persona para siempre.

Son aquellos amores que duraron unos meses, que no fueron más que una ilusión o que fueron esos amores imposibles que recordaremos en nuestro lecho de muerte y que aún en ese momento estaremos pensando "y si...". Son esos amores grandes que nos hacen sonreir décadas después y que cambiaron incluso nuestra personalidad. Alguna frase, algún gesto, una expresión, cualquier cosa que hicimos nuestra desde entonces y que nunca saldrá de nuestro ser.

Me gusta mucho el animé, y en él comúnmente se idealiza el amor. Se viven historias de personajes que aman a alguien y lo hacen en silencio, con devoción, que llegan a dar la vida por la persona que aman sin haber confesado nunca la pasión que sentían por ella o él. Historias de amores cortos, donde los que se aman se tienen que separar por alguna razón ineludible, y que pasan el resto de su vida amando a esa persona, y SÓLO a esa persona. ¡Qué historias! ¡Qué experiencias! ¡Qué satisfacción tan grande el poder creer e incluso vivir de algún modo esos amores con los que hemos soñado! Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que hace que los humanos disfrutemos de soñar con cosas imposibles?