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28 de octubre de 2010

De Noche Para Siempre (CIX)

Soy el tipo de persona que disfruta de la soledad y de tener su propio espacio. Vivir solo durante un tiempo fue bastante bueno para mí. Para madurar, para darme cuenta de lo cómodo que me sentía. Para extrañar a mis hijas y valorar más su compañía. Al mismo tiempo, ese año conocí a E. que era joven, hermosa y compatible conmigo. Teníamos una especie de amistad, pero que no llegaba más allá que eso. Debo admitir que yo no creía que una niña tan hermosa estaría interesada en mí, y por eso nunca insinué más que una amistad con ella. A la vez, tenía el interés de otra alumna de la cual se había hecho amiga. Dos alumnas bonitas interesadas en mí. Una separación reciente. Una locura.


Creo que siempre cometí el error de involucrar demasiado a mi familia en mi trabajo. Ese año había conseguido que mi suegra tuviera un negocio de comida dentro del colegio, y eso me generó al final muchos problemas. Si me habían echado de la casa y todo, pues era un problema de seguramente preferiría tratar en privado. Pero tuve muchos problemas debido a una mala interpretación de ella. Ese día habíamos salido a pasear cerca del colegio, las tres o cuatro alumnas con quienes había entablado amistad. Obviamente iba ella. Les invité a algo de comer, recientemente había sido día de paga. Luego de un rato cada quien fue a su casa, pero E. me contaba de algún problema que había tenido. Hoy ni siquiera recuerdo qué era. Yo la abracé, ella era corta de estatura y su cabeza quedaba en mi pecho. Es cierto, detrás de mí pudo parecer que la estaba besando, y aparentemente eso fue lo que mi suegra, que casualmente o "casualmente" se encontraba por ahí, pensó.


La leyenda cuenta que mi suegra salió a comprar algo, nos vio besándonos y regresó al colegio totalmente alterada a hablar con el director. Todo se volvió personal, el director ya no era un director sino un conocido y hasta amigo de mi suegra tratando de hacerle justicia. Obviamente nos defendimos y negamos todo lo que no era cierto, pero los problemas recién comenzaban. De hecho, no sé si las cosas hubieran sido distintas sin las acciones de mi suegra. Después de lo que pasó, hablábamos del problema con E., y fue entonces cuando admití que ella me gustaba y que me interesaba románticamente. Ella también admitió que yo le gustaba, y así comenzó algo que se convirtió en un amor de libro, pasional, irresponsable y efímero. Recuerdo que una de las primeras veces que nos vimos fuera del colegio, a escondidas, fue para hablar de ese problema con lo que decía mi suegra. No teníamos ninguna relación de pareja en ese momento, pero habíamos admitido nuestros sentimientos. Ella tomó un autobús y yo me dirigí a la Universidad. Cuando la despedí le di un beso en la mejilla. Ella me miró con extrañeza y ternura. Esperaba que yo la besara en la boca, pero al mismo tiempo creía que era algo sumamente romántico que yo me contuviera de ese modo.


No estoy seguro de por qué me contuve en ese momento, pero puedo asegurar que no fue por romanticismo.


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