Si vives o mueres, a nadie le importa. Nadie se preocupará a la larga de ese ser humano que ya no existe. Es cierto que la gente que decía amarte te va a llorar, es cierto que mucha de esa gente no te amaba tanto como parecía, muchos de ellos ni siquiera te amaron y sólo fingieron porque creían que no tenían más opción, y/o preocupados por el "qué diran". Algunos te llorarán un tiempo y otros tendrán buenos recuerdos de ti. Para algunos incluso será un alivio que dejes de existir. A nadie le importa.
Entonces, ¿por qué preocuparse por lo que dirán o pensarán los otros de tu vida? ¿Por qué vivir en función de "los otros"? Claro que alguien dirá que vivimos en sociedad y tenemos que convivir con gente aunque no querramos, que las cosas así son y hay que aceptarlas. Pero para mí esa gente no es más que reaccionaria que busca el primer motivo para contradecir un argumento, en lugar de tratar de comprenderlo desde el punto de vista del otro.
No estoy invitanto a vivir una vida egoísta, ni a ser ermitaños ni volvernos una especie de autistas, simplemente digo que, si vamos a vivir para los demás y amarlos, debería ser de corazón. Salvo casos contados de violencia extrema y crímenes de guerra, aún si alguien muere contigo no irá ni siquiera a la misma tumba. Nadie carga con tus pensamientos, sentimientos, deseos, sueños y voluntad. Todo lo que hagamos, hagámoslo de corazón, no por obligación y mucho menos por "corrección social". Yo estoy seguro de que, por ejemplo, La Madre Teresa de Calcuta amó y sirvió a tanta gente, y no lo hizo por quedar bien, sino porque su corazón era tan grande que los deseos salían de él.
Vivamos una vida honesta. Amemos por motu proprio. El significado de nuestra vida no depende de nadie, más que de nosotros mismos. Decidamos personalmente qué vida queremos vivir, porque, de todos modos, a nadie le importa.
1 comentario:
muy bueno ..
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