Contacta al Abuelo



Para contactar directamente con el Abuelo, puedes enviar un correo a Vantum@Gmail.com

17 de febrero de 2010

De Noche Para Siempre (LXXXVII)

Ni siquiera estoy seguro de si fue antes o después de los sucesos de la práctica, pero tuve una especie de aventura muy extraña con una mujer bastante hermosa. Mis amigos y yo habíamos visto algunas veces a esta muchacha por la Escuela de Psicología. Era bastante pequeña, de piel blanca, ojos claros y con unas piernas demasiado hermosas. Casi siempre llevaba una falda, era el uniforme del banco en que trabajaba. Jamás pensé que la conocería. Resultamos teniendo un amigo en común, y así fue como comencé a hablar con ella.



Tampoco sé cómo resultamos queriéndonos. Creo que fue mi empecinamiento en que ella era muy bonita y yo quería al menos besarla. Recuerdo mucho una ocasión en que estábamos esperando el bus juntos, pues su casa quedaba de camino a la mía, y podíamos abordar el mismo. Hablábamos estúpidamente de amor, y yo le pedía que estuviéramos juntos mientras ella decía que no era lo correcto. Recuerdo muy claramente lo que más me conmovió, y es que ella lloraba. Recuerdo que lloraba lamentando que no pudiéramos estar juntos. Creo que eso me hizo quererla más.


La verdad, después de eso las cosas no mejoraron. No pasó nunca nada entre nosotros más que hablar de que nos queríamos. Seguimos juntos y mi amigo, el que teníamos en común, parecía sentir algo por ella también. Salimos algunas veces los tres y era tremendamente incómodo. Él nunca fue un verdadero buen amigo y rápidamente me sentí incómodo con él, y no sólo no tenía la necesidad de verlo, sino más bien mi deseo era el de NO verlo. Así que me alejé de ambos, a ella le vi más adelante en la Escuela, pero básicamente nos evitábamos.


Así se dieron las cosas, o más bien así fue como nada se dio. Años más tarde lamenté que aún no se había graduado y estaba embarazada. No sé qué habrá pasado con ella, pero sí sé que no tiene mayor relevancia en mi vida ahora.


No hay comentarios: