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19 de febrero de 2010

Problemas Imaginarios 2

Uno de los problemas imaginarios que tienen muchas personas en la política es el problema de tener que encontrar un presidente que haga que el gobierno les solucione todos sus problemas. Esto sucede porque muchas personas tienen la idea (propagada en mucho por la política de izquierda) de que es el gobierno el que les tiene que garantizar su felicidad. Es como si esperaran que los gobernantes elaboraran por ejemplo, una ley para evitar que les rompan el corazón o que sus hijos se enfermen. Las cosas no son así.



Yo creo que sí es cierto que el Estado debe hacerse responsable de cosas como la salud pública y la educación, aunque también debo admitir que privatizar ambos servicios puede ser beneficioso si se regula adecuadamente. Pero, al parecer muchas personas creen que toda su vida debe ser resguardada por el gobierno de su país. Que les debe cuidar y a sus hijos, garantizarles la educación, la salud, el trabajo, la alegría, la diversión, la autoestima, la seguridad, la estabilidad emocional... todo. Y así, buscan un político que haga todo el uso abusivo de la demagogia para convencerlos de que no sólo eso es posible, sino que lo harán como favor personal a ellos.


Lo cual, lamentablemente, no es cierto. Hay que aceptar, en primer lugar, que quien gobierne es solamente un humano, que puede fallar, tener razonamientos erróneos, prejuicios, susceptible a corrupción. Es por esto que lo mejor es encontrar siempre los acuerdos más convenientes a todos. Es por eso que la democracia es una buena idea, aunque siempre habrá personas que salgan perjudicadas. Somos demasiadas personas y todas distintas como para que todos salgamos totalmente beneficiadas con todo, pero la realidad es así. Ni todos podemos ser felices con todas las leyes, ni todos saldremos beneficiados con un gobierno. Aún si pudiera existir un gobierno que realmente beneficie siempre a la mayoría con todas sus acciones.


17 de febrero de 2010

De Noche Para Siempre (LXXXVII)

Ni siquiera estoy seguro de si fue antes o después de los sucesos de la práctica, pero tuve una especie de aventura muy extraña con una mujer bastante hermosa. Mis amigos y yo habíamos visto algunas veces a esta muchacha por la Escuela de Psicología. Era bastante pequeña, de piel blanca, ojos claros y con unas piernas demasiado hermosas. Casi siempre llevaba una falda, era el uniforme del banco en que trabajaba. Jamás pensé que la conocería. Resultamos teniendo un amigo en común, y así fue como comencé a hablar con ella.



Tampoco sé cómo resultamos queriéndonos. Creo que fue mi empecinamiento en que ella era muy bonita y yo quería al menos besarla. Recuerdo mucho una ocasión en que estábamos esperando el bus juntos, pues su casa quedaba de camino a la mía, y podíamos abordar el mismo. Hablábamos estúpidamente de amor, y yo le pedía que estuviéramos juntos mientras ella decía que no era lo correcto. Recuerdo muy claramente lo que más me conmovió, y es que ella lloraba. Recuerdo que lloraba lamentando que no pudiéramos estar juntos. Creo que eso me hizo quererla más.


La verdad, después de eso las cosas no mejoraron. No pasó nunca nada entre nosotros más que hablar de que nos queríamos. Seguimos juntos y mi amigo, el que teníamos en común, parecía sentir algo por ella también. Salimos algunas veces los tres y era tremendamente incómodo. Él nunca fue un verdadero buen amigo y rápidamente me sentí incómodo con él, y no sólo no tenía la necesidad de verlo, sino más bien mi deseo era el de NO verlo. Así que me alejé de ambos, a ella le vi más adelante en la Escuela, pero básicamente nos evitábamos.


Así se dieron las cosas, o más bien así fue como nada se dio. Años más tarde lamenté que aún no se había graduado y estaba embarazada. No sé qué habrá pasado con ella, pero sí sé que no tiene mayor relevancia en mi vida ahora.


15 de febrero de 2010

Problemas Imaginarios 1

Cuando hablo de problemas imaginarios hablo de los que no existen en la realidad objetiva, sino que más bien son creados y proyectados por la imaginación de personas un poco menos que sanas.


El problema del trabajo. Yo hablo de mis observaciones y de mis experiencias, no puedo generalizar. Sin embargo, creo que el principal problema imaginario respecto al trabajo es que existen personas creyendo que no deben trabajar. Piensan que al mundo venimos a divertirnos y descansar. Es cierto, necesitamos divertirnos y descansar, pero lo principal es el trabajo. Alguien dijo que nuestro trabajo nos define como personas, y es totalmente cierto. Las personas no suelen definirse como "soy un mirador de televisión", "soy un sentador en el sofá", sino más bien usamos "soy un doctor", "un ingeniero", "un cantante". Nuestro trabajo nos da nuestra identidad. Entonces, encontrar un trabajo que nos ayude a declarar una identidad, ése es un verdadero problema.


Sin embargo, para las personas el problema es tener que conseguir un trabajo y no poder descansar eternamente desde el nacimiento hasta la muerte. La gente opina que el trabajo es una carga que se debe evitar. Al menos la gente que fracasa profesionalmente, precisamente por pensar de ese modo. Este tipo de personas se conforman con cualquier empleo, son las que hacen siempre el mínimo esfuerzo, cumplen en lo menos posible y luego se queja de que no les aumentan el sueldo o los ascienden. Son quienes no entienden por qué los han despedido. Es cierto que no todos podemos trabajar siempre en aquello que nos gusta, pero eso no significa que no podamos hacerlo eventualmente. Trabajar en un restaurante de comida rápida mientras se estudia una carrera de auditoría es lícito. Se hace un sacrificio, cosa bastante ajena a esas mismas personas que no quieren trabajar. Luego se disfrutará de la recompensa.


La frase de "salir a buscar trabajo desando no encontrarlo" se toma como gracia, y hasta es una especie de orgull hablar de cómo nos escapamos de las responsabilidades y engañamos al jefe para hacerlo pensar que trabajamos más de lo que lo hacemos en realidad. Pero, repito, son esas personas que fracasan, que no avanzarán nunca en lo que hacen, que serán las primeras en ser despedidos y se verán condenadas a comenzar de nuevo desde cero en el próximo empleo. El trabajo siempre será una carga porque siempre se verá de ese modo. Una molestia que no viene de otro lado más que su propia mente.


11 de febrero de 2010

Viejo Esclerótico

La vida me jugó una broma bastante sádica. Me hace mucha gracia, pues me metió en un lío existencial de que simplemente no podré salir. No espero que entiendan el chiste, pero el asunto es así:


Resulta que en los últimos años he podido jactarme de haber crecido, de haber cambiado para bien. Con respecto a la realidad, el mundo, las personas, el amor, el trabajo, el bien y el mal, la comida, los valores. Creo que ha sido en este tiempo que he encontrado lo que es para mí el sentido de la vida. Si se lo preguntan, básicamente todo para mí es más simple que antes. No desde el punto de vista del que vive su vida como un hedonista y sin contar con las consecuencias, sino más bien desde el punto de vista de quien está resuelto a tener más problemas reales y menos problemas imaginarios.


Y respecto al sentido de la vida, creo que consiste en hacer de la Humanidad algo mejor. Quizá no con grandes cambios, pero sí con una pequeña contribución al menos. Pero hacia adelante. Pasar por el mundo "sin hacer daño a nadie" equivale a no haber existido. Y eso no vale nada. Ayudar a las personas en un presente, pero de forma que no influya en el futuro es no hacer nada tampoco. Y el futuro son los niños. Lograr que los niños de hoy sean en el futuro mejores adultos de lo que somos nosotros, esa es una forma de hacer avanzar al mundo entero. Poco a poco, y si en algún momento todos tenemos la misma idea en la mente, será de más en más. Es lo que intento con mis hijas, es lo que intentaba siendo maestro y siendo psicólogo, aún sin saberlo.


Sin embargo, no puedo estar seguro de si mi crecimiento se debe a la edad o a mi enfermedad. Seguramente será una combinación de ambas, lo cual sería muy triste, pues significaría que sin esta catástrofe personal no sería quien soy ahora. Por eso prefiero reírme, porque me encantaría saber qué me hizo mejor, pero esa duda me la llevaré a la muerte.


9 de febrero de 2010

Ropa Interior Azul

Anoche soñé de nuevo contigo. Hace poco lo hice, pero fuiste fugaz y discreta. Pude recordarte y apreciarte, pero no dejaste la marca en mí que dejaste anoche.


Anoche soñé que estábamos en una habitación, solos. Soñé que éramos pareja, que disfrutabas de mi compañía como la de nadie más y me sonreías. Me abrazabas y me besabas, y yo hacía igual, con tanta alegría sintiéndote mía. Pero yo quería llegar más allá, yo deseaba tu cuerpo. No me conformaba con tus besos y el olor de tu cabello y mirarte a los ojos para confirmar que no deseabas nada más que ese momento juntos.


Te pedí tocarte.


Tú jugabas conmigo, te reías mientras decías que lo pensabas aunque ya habías tomado la decisión. Te levantaste de la cama donde estábamos sentados y entre risas y vergüenza tomaste mi mano y la llevaste dentro de tu pantalón. Sentí tu calor, que no era el calor normal que se siente debajo de la ropa, y entonces no pude detenerme. Nos acostamos en la cama y comencé a tocarte. Llevabas ropa interior azul, de un azul profundo igual al color de mi alma, y tu piel era blanca y suave. Pude tocar tus senos por fin, grandes, firmes y redondos. Besarlos y conocerlos. Tomé tu cintura, blanca y mía, delgada e impaciente. Recuerdo tanto el color de tus pezones, mezclados con el color azul de mi alma. Ni siquiera podía verte  bien por lo cerca que estábamos.


Entonces desperté, con ganas de escribir.


4 de febrero de 2010

De Noche Para Siempre (LXXXVI)

Esmeralda siempre fue mi amiga, una excelente amiga. Teníamos muchas cosas en común, íbamos a la práctica el mismo día (todos íbamos sólo uno o dos días a la semana, no había suficiente espacio para todos a la vez), era muy divertida y transparente. Me agradaba mucho, pero jamás pensé que ella me vería de otro modo.


El mismo día que fui a buscarla y me dijo lo de la camisa (post anterior), fuimos a conseguir unas fotocopias que ella y sus compañeras necesitaban. Yo vestía un abrigo, ella pasó su brazo por debajo de él para tomar mi cintura. Algo totalmente normal entre amigos, excepto porque luego bajó su mano y me tocó el trasero. El abrigo era largo, así que nadie se dio cuenta. Lo hizo sin hacerlo notar, y luego dijo algo como "tenía ganas de hacerlo desde hace mucho tiempo".


Fue muy sorprendente para mí, jamás pensé que yo le gustase, no podía ser cierto. Después de eso, y debido a mi casi nula reacción, ella me invitó a que fuéramos a hablar a otro lugar, sólo los dos. Me habló de su vida sexual y me fue convenciendo acerca de que podríamos involucrarnos sentimental y sexualmente. Se levantó, caminó y me dijo "te voy a besar". Fui un tonto que se quedó estupefacto y simplemente la siguió, y la besó. Luego me quedé pensando en ella y deseando seguir haciéndolo.


Días después la busqué para hacerlo de nuevo. De nuevo la besé y regresé a casa para descubrir que alguien nos había delatado, seguramente alguien en la práctica. Hubo problemas como es lógico y Esmeralda, mi amiga, terminó odiándome y deseando tenerme lo más lejos posible. Gran error de mi parte, pues hoy contaría con alguien muy especial en mi vida. Perdí una excelente amiga por un deseo sexual, y comencé a perder a mi esposa también.



1 de febrero de 2010

De Noche Para Siempre (LXXXV)

En mi centro de prácticas encontré muchas buenas compañeras, y a Esmeralda. Me llamó la atención desde el principio, pero no por su belleza, sino porque tenía una de esas personalidades que sobresalen por sobre las demás. Una vez me dijo que yo era algo así como la versión masculina de ella, y me gusta pensar que era así, aunque hoy supongo que será distinto.


Ella era un líder nato. Era extrovertida, simpática, sumamente diplomática, le gustaba dirigir y tenía siempre ideas. Así la conocí, buscando a nuestro supervisor para convencerlo de algo, no recuerdo qué. Me encantó, porque se levantó de la silla junto con otra compañera, se "acomodó" el busto, y salieron a buscarlo. Estaba en cuarto, un año más que yo, y fue una excelente compañera de prácticas y una gran amiga. Hasta que nos involucramos.


Es muy tonto que me guste recordarlo, pero así es. Yo ya había renunciado a las prácticas, pero las seguía frecuentando. Nos caíamos muy bien y lamentaban que me hubiera ido. En una ocasión, al terminar mis clases en jornada vespertina, fui a buscarlas en su jornada nocturna. La encontré en su clase, llevaba una camisa a cuadros, un estilo que siempre me gustó para mí. Cuando vi su camisa le dije "¿por qué tenés puesta mi camisa?" y ella respondió algo así como "porque después de pasar la noche juntos, hoy en la mañana no encontré otra cosa qué ponerme."


Eso fue sorprendente, sexy, inesperado y graciocísimo. No lo tomé más que como broma porque éramos amigos, y nunca la vi de otra manera. Otras cosas ocurrieron entre nosotros, pero lo dejo para otro post.