La Esperanza de los Pesimistas

Ernesto Sabato escribió:

"los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión."

Es decir, no seamos fariseos. Todos en la vida tenemos esperanzas, y es inevitable que algunas de esas eseranzas se vean desilusionadas, y que consecuentemente nos cueste levantarnos y creer de nuevo. A todos nos pasa y lo vivimos igual. La única diferencia es que los pesimistas no ocultan su miedo al fracaso, y los así llamados "optimistas" pretenden engañarse incluso a sí mismos. Sienten miedo a sentir miedo.

Y al final, prefiero pensar que es realismo, y que tal pesimismo no existe. Como le he dicho a más de dos: "hay que desear lo mejor, pero estar preparado para lo peor." ¿Qué tiene de malo considerar la peor posibilidad y estar preparado para ella? No significa que se desee, sino que se toma al mundo más como es, no como el idealismo siempre ha pretendido pintarlo. ¿Cómo lo explico para que los románticos lo entiendan? Considerar la posibilidad del fracaso no es desearlo ni provocarlo con una especie de "magia" o superstición. Simplemente es poner las manos para no darnos en la cara, por si acaso tropezamos.