Hace poco hice mención de mi teoría de cómo hombres y mujeres somos diferentes. Valemos lo mismo como seres humanos, ante la ley y esas cosas pero el hecho es que no somos iguales, tenemos diferencias y está bien que tengamos diferencias, eso enriquece la sociedad y la naturaleza humana. Si fuéramos todos hombres o todos mujeres, toda la cultura y el avance humano serían miopes como mínimo, y no estaríamos donde estamos. También atacaba la hipocresía de algunos grupos feministas que luchan por una igualdad que no puede existir, tratando de negar la desigualdad que proviene de la misma naturaleza. Como si convertirnos en andróginos fuese la única forma de alcanzar el equilibrio.
Pues bien, parte de la hipocresía es tratar de ser iguales o desiguales a conveniencia. Pensaba por ejemplo en el recién pasado campeonato mundial de fútbol. La lucha por la igualdad exige que las mujeres pueden llegar a ser tan buenas o mejores jugadoras de fútbol que los hombres. Que tienen derecho a jugar y participar profesionalmente del juego y llegar a un campeonato mundial. Sin embargo, no hay equipos mixtos ni un solo campeonato mundial. Cuando se llega a ese punto, los hombrecitos deben hacer cosas de hombrecitos y las mujercitas cosas de mujercitas. Yo estoy de acuerdo, por las razones que dí anteriormente. Existen aspectos de la vida en que simplemente no podremos ser iguales. Y no se puede hacer otra cosas más que separar los sexos.
Aclaremos los términos entonces, y la igualdad de derechos no es igualdad biológica. La igualdad de oportunidades no equivale a igualdad de modo de pensamiento. Conceder la igualdad no es lo mismo que intentar HACER a todos iguales. Igualdad de fondo no es lo mismo que igualdad de forma. ¿De qué otras maneras lo puedo decir? Aunque a buen entendedor, pocas palabras.