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10 de julio de 2010

De Noche Para Siempre (CI)

No, no tuvimos nada que ver. No sucedió nada entre nosotros. Ahora que recuerdo, creo que su nombre era Paola. Ni siquiera estoy seguro, así que no es tan difícil proteger su privacidad. En fin, ella era muy hermoso, y en mi opinión ya había planeado cómo destruir su futuro. Planeaba casarse, se ama de casa y no continuar sus estudios. Amaba mucho a su novio y se puede decir que era muy madura para su edad. Durante varios meses compartimos el camino, ella de regreso a su casa y yo hacia la Universidad.


Habrán hablado mal de nosotros, diciendo que quizá teníamos alguna especie de relación. Algunas otras alumnas decían que ella era mi favorita, cosas así. Debo admitir que me gustaba. Si no me gustara, honestamente, era en contra de la lógica. Sus ojos, sus labios carnosos, su piel sin imperfecciones, sus senos no muy pequeños pero tampoco muy grandes. Su cintura y sus caderas. ¿Acaso tendría medidas perfectas? Perfecta proporción, al menos.


En una ocasión en que llovía un poco, compartíamos un paraguas. En un momento en que arreció la lluvia, nos quedamos parados en el camino, uno frente al otro. Fue hermoso, qué puedo decir. Uno frente al otro, cerca, la lluvia alrededor y un poco de frío, de ese que hace que te den ganas de abrazar a alguien. Intenté besarla. Sin embargo, ella me rechazó. Es bastante huillante intentar besar a alguien y que esa persona te rechace. Ni modo, no siempre se gana y existen algunas cosas que quizá no deberían hacerse. A pesar de lo ocurrido, seguimos llevándonos bien. Ella me contó que ya tenía relaciones sexuales con su novio y que no tenía ninguna duda de casarse con él.


Fue el único año en que le dí clases. Al año siguiente ya no supe más de ella, hasta la fecha. Espero que su vida fuera buena, sin importar las decisiones que tomara. Que no enfermara tanto como lo hacía. Si me pongo a recordar, deseo de nuevo sentir la suavidad de esos labios que nunca fueron míos. Al menos lo intenté.


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