Lo hayan tomado como una buena o mala noticia antes, lo tomen como bueno o malo ahora, ya no me quedé internado en el hospital. Eso sí, tengo citas para el lunes, el jueves y el martes que sigue en tres especialidades distintas, así que seguimos adelante, y eso es excelente.
Pero hablando de otros asuntos, ayer vi en las noticias que el nuevo gobernante de Cuba había liberado la compra de celulares, lo cual me sorprendió y me dijo muchísimo respecto a lo que hasta ahora ha sido Cuba. Mi esposa y yo discutimos ampliamente luego de que le comenté la noticia y ella dijo que en realidad los celulares son la cosa más banal. Sé que en realidad el comentario lo hizo como defensa a Castro y no como ataque a los celulares, ella todavía es de esos románticos de izquierda que les gusta culpar de todo a los gringos y rendir culto al castrismo.
Yo me defendí básicamente diciendo que, sea como sea, Castro no es NADIE para decidir quién puede o no obtener un celular, que de nada sirve el nivel académico o de salud u ornato o lo que sea que mi esposa haya dicho que han alcanzado los cubanos si no tienen algo tan básico (y tan humano) como la libertad. Además, yo pienso que la solución no es negar el acceso a la tecnología, sino, como siempre, EDUCAR a la gente para que la use. En realidad es la gente la que hace que cualquier cosa se convierta o no en algo vano.
Podría decir que al final ambos estuvimos de acuerdo en algo: los cubanos serán los que al final le den o le quiten la razón a Don Fidel, ya sea manteniendo su régimen o contradiciéndolo. Lo bueno es que poco a poco recuperarán su poder de DECIDIR.
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