Mi Computadora por un Beso

Tenemos computadoras, internet, teléfonos celulares de última tecnología, chateamos, realizamos videollamadas y todo lo demás, pero siempre nos hará falta el "toque humano". No soy ninguna especie de naturalista o purista o nada semejante. Sería sumamente irónico hablar pestes de la tecnología y los medios actuales en un blog. Me refiero a que, aún y con toda la ayuda de los avances tencológicos, nada reemplaza a un beso, por ejemplo.

Somos humanos nacidos de humanos, y nuestra naturaleza es el contacto de ese otro ser tibio y amoroso que es nuestra madre, desde nuestra concepción. No nacemos de huevos ni somos criados por incubadoras en laboratorios, artificialmente. Todos nacemos de un contacto humano, por una razón humana, y nacemos humanos, por ende. La tecnología nos facilita muchísimo la vida, hace mucho por nosotros, con nosotros, para nosotros. Se espera que siga avanzando y haga aún más en beneficio de la Humanidad, pero no creo que llegue el día en que se convierta en Humanidad. La ciencia ficción conjetura acerca de lo que será, de cómo podríamos ser mecanizados, puestos en línea, que la frontera entre el Hombre y la Máquina será diluida poco a poco hasta que no exista una división exacta. Pero no creo que lleguemos a ser máquinas, sólo "humanos mejorados por la tecnología". Nuestra esencia quedará en nosotros.

Un abrazo, la respiración de nuestra pareja en la cama al despertar, una sonrisa sincera, una lágrima disimulada, una mirada de coqueteo, un acto de valentía, un suspiro, una declaración de amor, una disculpa de corazón, una carcajada que estalla, la complicidad de un amigo, la vergüenza de la humillación, el arte... ¿se pueden mecanizar?