Después de 13 años, ella volvió a mi vida. No fue nada intencional, fue una entera casualidad. O tal vez no, las casualidades no existen y fue el hecho de que tuviéramos cosas en común lo que provocó que termináramos estudiando en el mismo lugar. Se miraba hermosa, todavía sentía ese mismo vuelco en el corazón al verla. Ella se portaba sumamente tierna conmigo, le expliqué que era por todos esos árboles que había decidido estudiar en ese sitio y no en otro. Ella me convenció de hacer un ejercicio al estilo new age. Yo me sentí algo avergonzado pero lo hice por ella, quería intentarlo por ella.
Al día siguiente ella se sentó a mi lado en clase. Yo no cabía en mí de la felicidad. Sentía verdadera dicha al estar a su lado, hablar con ella. Podíamos hablar durante mucho tiempo de cosas tan distintas, y aunque no necesariamente estábamos de acuerdo en todo, siempre disfrutaba de todas sus charlas. Yo no soy una persona que hable mucho, porque tengo la creencia de que hay pláticas que no vale la pena tenerse. Muchos temas son superficiales o inútiles, yo no soy el tipo de persona que tiene una conversación sólo por tenerla, por la incomodidad del silencio o para "socializar". No puedo, mas con ella todas esas conversaciones que teníamos no me parecían así.
Estoy seguro de que ella no es tan atractiva para muchos otros hombres por su delgadez. Su cuerpo es muy delgado, y sus formas no son marcadas, por así decirlo. Sin embargo, algo en su rostro siempre me pareció muy especial. Estoy seguro de que eso especial son sus ojos, grandes y expresivos. Siempre me ha gustado una mujer de ojos grandes. Y además, tenía una sonrisa hermosa. Sus dientes no son perfectos, pero su sonrisa era igual de expresiva que sus ojos, de esas que te causa alegría al verlas.
Sin embargo, ese día absurdo que parecía tan normal, en que estábamos juntos en un tiempo libre, como siempre, buscamos un lugar solitario para sentarnos. Ella se sentó primero, y luego yo. Me incliné de cierta forma (quizá adrede) al sentarme, que me hizo acercarme mucho a ella. No pude evitarlo, al sentir su cercanía la besé. Su labios estaban ligeramente húmedos, ligeramente fríos, y suaves como nunca lo imaginé. Ella se movió hacia atrás y yo la seguí, no podía dejar de besarle. Inmediatamente me arrepentí y me disculpé. Cerré los ojos para que desapareciera la realidad pero eso es imposible. Ella se molestó, creo, sentía tanta vergüenza que ni siquiera pude reconocer su reacción.
Más tarde la busqué para disculparme, pero decidí que lo mejor era esperar a que las cosas se calmaran. En el camino de regreso a casa vi algunas de sus flores favoritas. Me sentí completamente mal, no sé si malinterpreté las cosas.
Sin embargo, creo que esta historia puede tener un final feliz.