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16 de septiembre de 2010

Científicamente Inexacto

Hace unos días leí en un periódico un artículo acerca de las series de televisión médicas. Series como Dr. House y Grey's Anatomy, además de basarse en el drama de la vida de sus personajes, también se basan en el conocimiento médico y tratamiento de distintas enfermedades y emergencias. Sin embargo, tal conocimiento no es completo o exacto, de modo que lo que se muestra en sus programas no es del todo correcto. Esto conlleva a que personas comunes y corrientes que suelen verlos, tomen una idea equivocada de la medicina y a veces lleven a cabo prácticas erróneas. Esto, por supuesto, es culpa de los escritores de dichos programas porque... ¿por qué?


No puede ser culpa de los escritores que existan personas tan ingenuas (para utilizar una palabra amable) que creen que lo que están viendo es una verdad incuestionable y practicable. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que lo que ve es algo irreal, ficticio, y que por principio es falso. Claro está, los televidentes cada vez más necesitamos ser engañados eficientemente, no nos "tragamos" una historia tan fácilmente. Sean cuestiones forenses, científicas o pseudocientíficas, médicas, tecnológicas, etcétera, necesitamos que estén basados en al menos algunos datos reales para que la fantasía de que eso pueda existir sea más completa. Pero no debemos de olvidar que en esencia todo eso es fantasía.


No se le podría echar la culpa a los escritores de estos programas de que un incauto quiera practicar lo que vio en ellos como ciencia real. Si las generaciones que se criaron con la televisión como niñera no saben distinguir entre la realidad y la fantasía, es culpa de sus padres y nada más que de ellos. No es culpa de un escritor que trata de crear una excelente serie televisiva para ser bueno en su profesión, que un joven crea que los eventos presentados sean reales. La culpa es de los padres que no le enseñaron a diferencias la realidad de la fantasía.


Y vivimos en un mundo donde las personas suelen ser tan ilógicas, que se han logrado colocar letreros en los programas donde ya se anuncian que tal o cual cosa es ficción, que "no deben intentarse esas cosas en casa" y cuestiones por el estilo, porque al parecer el SENTIDO COMÚN no es suficiente como para que las personas no intenten meterse un clavo a la nariz, o saltar en bicicleta de un edificio a otro, prenderle fuego a su cabeza o cuestiones por el estilo. En mi opinión, cualquier persona que murió porque intentó volar como lo vio en la televisión, merecía morir por estúpido de todos modos. Aún si fuera un niño, porque para eso deben estar los padres explicándole la diferencia entre lo ficticio y lo real. Pero seguimos queriendo que los demás se hagan responsables de las cosas que nos corresponden a nosotros.


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