A pesar de que aprendí bastante en el colegio Amor y Sabiduría, el sueldo era insuficiente para mi vida de casado, y con dos hijas, así que tuve que buscar nuevas opciones. Buscándolas me topé con el Liceo Profesional de Informática, que fue una grata sorpresa en más de un sentido.
Fui a dejar mi currículo en busca de una oportunidad. Para mí no era más que otro colegio en el cual podría trabajar, nada especial. Sin embargo, cuando dejé mi papelería me pareció ver a Gaby, la prima de uno de mis mejores amigos. Poco después recibí una llamada para presentarme al colegio, y confirmé que a quien había visto era a Gaby, y me enteré de que el colegio pertenecía a uno de los primos de mi amigo Ángel y a su socio. Gaby trabajaba allí también, y curiosamente me encontré con una excompañera del colegio donde estudié mi bachillerato. No era compañera de carrera, pero estudió allí en la misma época que yo. Daba clases en el área de mercadotecnia.
Así que me encontré trabajando entre gente que ya conocía y me agradaba, sabiendo que incluso que tenía cierta preferencia (cosa que nunca utilicé), y donde también aprendí muchas cosas buenas como maestro, donde pude enriquecerme también como persona. Cosas importantes sucedieron en el LPI.
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