Mientras vivía mi primer escándalo de faldas colegial, en la Universidad pasaban otras cosas. Yo estaba en segundo año en 1,999 y descubría lo bueno que es tener un grupo de estudio adecuado y cooperativo, en el cual podía confiar.
En la clase de Práctica teníamos como proyecto, realizar un manual de actividades estimulantes del área cognitiva de niños de 5o y 6o grado de primaria. La primera parte del proyecto era la realización del manual, consiguiendo actividades que estimularan diferentes áreas de los alumnos, ya sea en papel, por medio de juegos u otras actividades, y plasmarlas todas en un manual escrito. Luego se conseguiría un grupo de alumnos de las edades correspondientes para aplicarles las actividades y evaluar los resultados.
El grupo que teníamos formado no era suficiente, así que tuvimos que aceptar a otras personas en nuestro grupo. Algunos faltaban con excusas tontas u obviamente falsas, o trabajaban mal, tenían opiniones demasiado encontradas con las nuestras... Al final, algunas de las otras compañeras salieron "sacrificadas", aunque dentro de nuestro grupo pensamos que lo hicimos con justicia. La experiencia me ayudó a apreciar más un buen grupo de trabajo, donde no es necesario obligar a nadie a trabajar ni a tomar responsabilidades, donde las ideas concuerdan casi siempre y los problemas se resuelven en paz.
Así también, ese año me encontré de nuevo con un curso ilegible para mí, pero me convencí de que sería mejor dejarlo y llevarlo de nuevo en vacaciones. Así lo hice y todo salió bien.
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