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30 de abril de 2010

Envidia

"Envidia de la buena." Eso no existe. Tampoco quiero decir que toda envidia sea mala, sino que simplemente es, sin calificativos. Al igual que las armas, el dinero, el cloro, el azúcar... es mala o buena dependiendo del humano portador.



La  envidia es ese sentimiento de incomodidad, impotencia, inferioridad, que experimentamos cuando alguien tiene aquello que deseamos pero no tenemos. Es una frustración normal, todos alguna vez hemos deseado cosas, y siempre hay alguien que tiene lo que nosotros no. Pobres personas, no tienen la culpa de ser mejores que nosotros.


Sin embargo, todo a nuestro alrededor puede ser tomado por nosotros como un estorbo o un acicate. La envidia también. No existe la envidia "de la buena", sino personas que toman para bien la envidia. Yo puedo sentir envidia por alguien que juega baloncesto mejor que yo, pero puedo tomarlo como incentivo para tratar de ser un mejor jugador, o comportarme como un maldito neurótico y esperarlo en la noche para tratar de quebrarle una pierna.



Lo que existe es gente de la buena sintiendo envidia. Porque lo buenos, los malos, los tontos, los niños, los adultos y los ancianos sienten envidia. Todos, y todos tenemos la opción de hacer cosas buenas o cosas malas al sentir esa envidia. Nadie se escapa al sentimiento, pero nuestras acciones son reflejo de nuestro interior. ¿Has sentido envidia de la buena o sólo te has puesto verde de envidia?


26 de abril de 2010

Dinero

Una vez leí una tira cómica, y en ella decían que "el dinero no compra la felicidad, pero sin dinero no se puede comprar nada..." Es una frase que utilizo y con la que estoy totalmente de acuerdo. Me parece que define muy bien la función del dinero. El dinero no es un fin, pero es un medio muy necesario.



Las personas que opinan que el dinero es una especie de mal de la Humanidad están totalmente equivocadas. El dinero es una gran invención del ser humano y sus avances en plástico y electrónica son convenientes y muy inteligentes. Al igual que las armas, son inofensivos si la persona que los posee es inofensivo. En tal caso, el "mal" reside en el hombre o la mujer que poseen el dinero, y no en el objeto en sí. No se trata de erradicar o maldecir el dinero, sino en cambiar a las personas. Existen seres que alaban la pobreza, la falta de dinero. Nos vamos a ir al cielo por ser pobres, sufrir hambre, no poder curar las enfermedades y pasar nuestra vejez como pordioseros en la calle.


Existen todavía personas que creen que desear dinero para comprar cosas y sentirse seguro respecto al futuro, es pecado. Creen que la añoranza de una vida mejor es avaricia. Pero el enfoque debe ser el que dicta la frase, que el dinero no va a igualar jamás a la felicidad, pero sin dinero no podemos comprar nada de lo que nos hace felices y nos da seguridad. Desear dinero y trabajar por él para que nos dé más seguridad y mejore la vida nuestra y de los seres que amamos no puede tener nada de malo. El dinero es un medio, y si causa muertes y dolor a las personas, es debido a las mismas personas, no significa que el dinero en sí sea malo.


El dinero no compra la felicidad, pero compra algunas de las cosas que nos pueden hacer felices. Y sin dinero, no podemos comprar las cosas que harán de nuestra vida, algo mejor. ¿Vivir como pordiosero es la vida ideal de quién? Quienes abrazan el dinero para que los haga felices, son los que no encuentran dentro de sí mismos las cosas que les causan bienestar, y por lo tanto, no las pueden perseguir. Busquemos dentro de nosotros mismos las cosas que nos hacen felices, y si hay que comprar esas cosas: ¿por qué no?


23 de abril de 2010

Odio

Según Carlos Castilla del Pino, cuando habla de su Teoría de los Sentimientos, el odio es necesario. Todos odiamos y es normal. El odio es algo natural en los seres humanos. Sin embargo, el odio cumple una función en la vida, y es cuando cumple esta función que el odio se justifica y es "sano". Fuera de su función, el odio es enfermizo, inutilizante, inútil, neurótico o a lo más, inadecuado.



Se les tiene que enseñar a nuestros hijos un poco de todo. A respetar a sus mayores, se les envía a la escuela, se les enseña a vestirse y más o menos cómo comportarse en sociedad. Pero la vida interna se deja muy descuidada en la mayoría de los casos. Se les deja a los niños aprender cómo expresar sus sentimientos con la televisión. Donde los que se acaban de conocer se gustan y se acuestan, donde los que están enojados se arreglan a balazos. Pero, ¿se puede realmente culpar a los adultos, cuando ellos mismos viven un infierno es su vida sentimental propia? No sabemos amar, pero tampoco sabemos odiar.


Odiar sirve para alejar. Alejar un trabajo, una novia, una persona desagradable, un evento incómodo. Odio la sopa, e idealmente eso debería servirme para alejarla de mí por el resto de mi vida y no tener que comerla nunca más. Si odio a alguien lo alejo de mí, pero una vez lejos, ya no tengo por qué odiar, y el sentimiento desaparece. Si esa persona vuelve, el sentimiento se renueva, pero no tendría por qué existir mientras la persona esté ausente. Pero las personas logran sacar a quienes odian de su realidad objetiva, mas no de su vida interna.


Piensan en el ser odiado, lo recuerdan, recuerdan las anécdotas juntos, aquella traición si ese fuera el caso. Cuando se trata de lugares, eventos, cosas y otros, es más fácil, pero pareciera que la gente es más difícil de dejar atrás. Y ni siquiera se tuvo que haber amado primero. Puede ser un compañero de trabajo que nunca te cayó bien. Un compañero de estudios completamente antipático para ti. Pero, es muy cierto, cuando se ha amado antes, el odio es más difícil de controlar. Sin embargo, recordemos su función y actuemos de acuerdo a ella. Si logramos alejar a esa persona y no la vemos siquiera, ese odio funcionó, y deja de ser necesario.


Aprendamos a odiar así como a amar, y enseñémosles a nuestros hijos a hacerlo.


21 de abril de 2010

De Noche Para Siempre (XCIV)

R.



Ella era hermosa, simpática, alegre, madura según su edad, inteligente, astuta, curiosa, sociable, honesta, responsable, despreocupada y algo malvada. Me encantó desde el principio. Espero y confío en que siga siendo así.


Me atrevo a decir que nos caímos bien desde el principio, pero no me atrevo a decir que yo también le gustaba. Prefiero conformarme con que nos llevábamos muy bien y que teníamos suficientes cosas en común y suficientes cosas distintas como para no aburrirnos el uno del otro. Yo, que me he considerado una persona "anormal" desde siempre, y que difícilmente he encontrado a personas que compartan mis gustos y/o con quienes me encuentre en sintonía, siempre he sido feliz más con nuestras semejanzas que con nuestras diferencias. Sin embargo, sé que estas últimas también son muy importantes.


En fin, lo curioso es que cometiera un error casi desde el principio de nuestra relación. Como digo, nos llevábamos bien, platicábamos muy a gusto y realmente disfrutábamos el tiempo juntos. Pocos días después de habernos conocido ya íbamos caminando del brazo. Yo me sentía no caber dentro de mí de la felicidad. Sin embargo, supongo que sentí que tanta felicidad era injusta estando yo casado, así que tuve que decirle de mi matrimonio. Nunca más volvimos a estar tan cerca. Seguimos compartiendo una amistad sumamente especial, pero definitivamente algo se perdió para siempre. Debía ser lo mejor, lo que hice. Ir con ella del brazo y sentir que estaba cerca de mí y que se tomaba de mí como una mujer que va confiando en un hombre, y sentir el orgullo de que nos vieran juntos, era demasiada felicidad como para basarla en un engaño. Hoy mismo, después de tantas cosas que han pasado en mi vida, sé que hubiera hecho lo mismo, y que esperar egoístamente a que pasara algo más (vanidoso de mí, que estoy tan seguro de que pasaría algo más) hubiera sido un gravísimo error.


En fin, sea como sea hubiese sido feliz con ella. Lo sé porque fui feliz con su amistad. Con las anécdotas que vivimos, las cosas buenas y los pleitos. Todavía es mi amiga y me aconseja con el corazón. Todavía sus palabras suenan parecido a lo que yo diría en su lugar, pero con ese toque de diferencia que la hace ser alguien más. Gracias por todo, gracias siempre.


19 de abril de 2010

De Noche Para Siempre (XCIII)

En el año 2,002, también regresé por fin a las prácticas. Regresé al mismo centro de prácticas, y en realidad supuse que no podría o que sería difícil para mí, pero en realidad mi supervisor me recibió con los brazos abiertos, por así decirlo. No me hizo pensar que me esperaba, pero tampoco lo contrario.



Cuando se realizó la primera reunión me di cuenta de que algunas compañeras de la primera vez continuaban ahí. Las compañeras que entraron a hacer sus prácticas de 3o cuando yo también lo hice, ahora estaban en 5o. Era lógico, pero no se me había ocurrido. Al mismo tiempo notaba que estaban cambiadas, que se notaba que estaban dos años adelante mío. Conocí nuevos compañeros también y conocí a N., quien sería mi amiga por el resto de mis estudios y más allá. Se hizo una buena amiga mía no sólo por compartir el grado conmigo en la práctica, sino también porque nos encontramos en las clases teóricas.


Mónica había reprobado algunos cursos (yo por supuesto no lo había hecho, nunca me dejo influenciar) y no la veía tanto. Me sentía solo de nuevo en clase, pero llegó pronto el día en que me encontré con N. A la vez, una de las compañeras con las que se sentaba, obviamente amiga suya, me gustó. Me gustó su cara, sus ojos, su sonrisa, en primer lugar. Creo que llevaba una playera blanca y un pantalón de lona. La saludé y me saludó con esa sonrisa sincera. A partir de entonces comencé a sentarme con ellas en clase. Definitivamente encajé con ellas. Por el humor, la personalidad, incluso porque gustaban de sentarse junto a la pared y eso se me hizo perfecto.


Esta otra amiga era R., y a la fecha conservo su amistad también. Encontré de nuevo buenas amigas en las que podía confiar tanto en lo académico como en lo social. Fuimos amigos, compañeros de clase y de práctica (R. sólo de clase), confidentes y hasta enemigos un par de veces. Toda una relación para recordar. Agradezco tanto la oportunidad que tuve de volver a encajar y tener lo que necesitaba para volver a encaminar los estudios de mi carrera, y ser mejor como era mi intención. Subí mis calificaciones, maduré algunas cosas e incluso fui presidente del grupo de estudiantes de la práctica. Todo fue muy bueno tal y como pasó, aunque admito que también arruiné un par de cosas.


16 de abril de 2010

Y Más Amor

"Amor es sacrificio." Bonita frase, y cierta si me lo permiten. Pero, como las tres leyes de la robótica, funciona adecuadamente siempre y cuando no tenga conflicto con la ley anterior, de amar al prójimo como a ti mismo. Los sacrificios no tienen ningún sentido si se hacen pensando que el ser amado es mejor que nosotros. Un sacrificio unidireccional, donde sólo uno sacrifica y el otro no lo hace.



Yo opino que cuando una persona ama a otra, es normal que haga sacrificios por ella. Sacrificios que son pedidos por la otra persona (como favores) y sacrificios que "salen" de él mismo, sin ser pedidos en absoluto, y que van verdaderamente en beneficio del ser amado. Hay personas enfermas que hacen sacrificios que no han sido pedidos y que para lo único que sirven es para hacerse ver como víctimas del otro. Mártir o víctima de una pareja déspota y desconsiderada... Pésima forma de amar.


Cuando una persona ama a otra, es natural que se hagan sacrificios. Y además, entra en juego otro factor muy importante. Cuando dos personas se aman, ninguno de ellos tiene que tomarse la molestia de pensar en sí mismo y cuidarse. Cuando amas a otro, piensas en él y lo cuidas, buscas su bienestar. Así que nadie piensa en sí mismo porque cada uno piensa en el bienestar del ser amado. Resulta que yo pienso en los sacrificios que debería hacer para que quien amo esté bien, y ese ser amado pensará en los sacrificios que debe hacer para que yo esté bien. Y yo cuidaré que sus sacrificios no sean tan grandes que lo perjudiquen, y la otra persona cuidará de mí. Perfecto, ¿no?


Perfecto en la medida en que los dos amen de verdad y lo hagan adecuadamente. Cada quien pensando en el otro y en sus necesidades. Ningún sacrificio será demasiado porque ambos velarán por el otro. Ninguno deberá pensar egoístamente porque el otro se encargará de sus necesidades. Todo perfectamente balanceado. El balance, piedra angular del Universo.


Amar de verdad es mantener el balance.


14 de abril de 2010

Más Amor

"Ama a tu prójimo como a ti mismo." Sencillamente hermoso, hermosamente sencillo. Es una receta tan fácil de seguir y tan eficaz respecto a cómo llevar una vida pacífica y satisfactoria en lo social. Y sin embargo, a los humanos parece serles muy difícil cumplir con este mandato tan básico.



Sea por la razón que sea, los humanos insisten es irse por alguno de los extremos, en lugar de intentar el equilibrio que manda esta frase. Algunos quieren tratar a los demás como si fueran inferiores, otros quieren tratar a los demás como superiores. Algunos psicólogos dirían que los que intentan tratar a los demás como superiores, en realidad es como si quisieran demostrar la inferioridad del prójimo, como si ellos mismos fueran más virtuosos, pero esas complicaciones no necesariamente vienen al caso.


En fin, alguien creerá que tratar al otro como alguien mejor que yo, más valioso que yo, es amar. "Porque te amo te pongo en un pedestal, eres perfecto y por eso te amo." "Te perdonaré todo porque eres perfecto." "¿Quién soy yo para juzgar lo que haces?, todo lo que sale de tu boca es perfecto." "No merezco que me ames, así que debo agradecer todo lo que me das, incluso si es poco o sin intención." "Todas tus acciones egoístas están justificadas porque eres mejor que yo y yo no merezco todo lo que me das, así que está bien que me trates como un ser humano de segunda." "Todo debe ser para ti." Y las personas de verdad piensan así, y actúan consecuentemente.


Y también, la contraparte, que es la persona que se cree mejor que el otro. Que siempre critica, señala, deplora, insulta al otro. "Tú tienes que hacer todo por mí y para mí porque soy mejor que tú." "Merezco todo de ti porque soy mejor que tú." "Tus sacrificios están justificados pero los míos no, porque eres tonto e inútil." "Lo mejor siempre debe ser para mí porque seguramente tú me traicionarás en la primera oportunidad."


No sabemos amar.

12 de abril de 2010

Amor

Comienzo la serie titulada "cosas básicas" con el amor. Es natural, quizá esta es una de las cosas más importantes para los seres humanos, junto con la felicidad. Cosas verdaderamente básicas, de todos los días, pero que los seres humanos casi no podemos definir correctamente o entender, y que nos traen mucha confusión a nuestra existencia. Escritores, otros artistas, gente común y gente excepcional han tratado de definir cosas básicas como el amor. Yo no tengo la razón (quizá), pero trataré de definir estos fenómenos de la vida humana.



El amor, en primer lugar, es la capacidad de ver a la otra persona (la persona amada) tal y como es, con todas sus cualidades y defectos, aceptándolos, y al mismo tiempo la ve como podría llegar a ser. El que ama no limita al otro a una imagen, sino que se caracteriza por la FE en el otro. Es decir, "te amo, te veo tal y como eres, te acepto y al mismo tiempo siempre esperaré más de ti, porque sé que puedes". No estoy seguro de si ama en su totalidad una persona que es pesimista respecto a quien ama.


Independientemente del amor, muchas personas tienen serias dificultades para ver a los demás tal y como son. Nos estorban las expectativas, los prejuicios, las necesidades psicológicas de aceptación, cariño, de que las personas sean perfectas o se amolden a una imagen que poseemos. Es más difícil con el ser amado. No se comprende que pueda ser malo, mezquino, defectuoso... Creemos que la persona amada no puede odiar a nuestros hermanos o nuestros padres. O quizá creemos que ese defecto horrible que tiene lo puede cambiar porque lo amamos. Una cosa es tener fe en la otra persona y otra cegarse a sus defectos. Hasta que los humanos comprendamos ese tipo de sutilezas comenzaremos a cambiar.


Padres, por favor enseñemos este tipo de cosas a nuestros hijos. Es difícil, yo soy padre y lo sé. Sobre todo cuando nosotros mismos no sabemos amar. Pero vale la pena hacer el esfuerzo y ayudar a las nuevas generaciones a ser mejores. Que no quede este mensaje perdido en las millones de páginas de internet, que más gente lo lea y lo asimile. Hagamos un cambio, recomienden la página si creen que vale la pena.


9 de abril de 2010

Un Lenguaje Para Callar

Hace poco leí que el idioma lo aprendemos para aprender a callar. Claro, es una posición respecto a la vida más que una definición académica, pero podría compartirla. Aprendemos a hablar, para darle forma a lo que tenemos dentro, y callarlo.



Los seres humanos no tendemos a ser honestos y abiertos, sino a recelar de lo más íntimo de nuestros corazones. Sabemos que lo que es más importante para nosotros puede y será usado para hacernos daño. Nuestros secretos amores, odios, anhelos, fantasías, sueños... Todo puede ser usado para chantajearnos, para causar dolor justo donde ya existen heridas abiertas y palpitantes.


Dolores grandes, pequeños, antiguos, recientes... Nuestro corazón defiende estos secretos contra todo, tan fuertemente como pueda. Y, sin embargo, por una extraña razón o capricho de la naturaleza, necesitamos darle palabras a estos fenómenos del alma o del pensamiento, para que tengan forma y una existencia decente. No podemos vivir sin idioma. Sea el que sea, más o menos expresivo, exacto, diverso, no importa. El amor no existe si no lo nombramos así o de otra manera. No existe sin palabras que lo describan aunque pobremente.


Necesitamos del idioma, cualquiera, para darle forma y nombre a esos monstruos y deidades que luchan, nacen y mueren dentro de nuestro corazón. Nuestra alma no puede existir vacía de ellos y de las palabras que los nombran. Sin idioma, tendríamos que inventar uno que nos permitiera decirle "SUM" a lo que sentimos por nuestra pareja, o "SANT" a eso que nos deja en el corazón cuando muere o se va. Y, más importante, para callar ese "SANT" que nos impide vivir plenamente como seres humanos.


En fin, sin palabras no le damos la forma correcta a lo que nos sucede dentro, pero una vez que tiene forma y quizá hasta sentido, lo ocultamos bajo la alfombra. Seres humanos complicados e ilógicos, no los comprendo aún.


7 de abril de 2010

Pastelazos de Odio

Sigo escuchando esa especie de publicidad en una radio guatemalteca. Y me sigue dando bastante pena y mucha indignación. Será cosa generacional, no lo sé, pero muchas de las opiniones de los locutores son diferentes si no contrarias a las mías.



Existe una publicidad, no le he puesto demasiada atención a los detalles, pero vende el concepto de que el mundo se va a arreglar si en lugar de balazos nos tiramos pastelazos en la cara. Con el respeto que les merezco y me merecen... qué idea tan tonta.


No es cuestión de forma, sino de fondo, y ese es un error que muchos cometen. Creen que si reemplazo una cachetada por un beso, las cosas se arreglan. Quizá los hospitales se vean un poco más desahogados, y tal vez hasta las cárceles, pero el mundo en sí no será mejor. No es cuestión de alterar la forma, sino el fondo. De nada sirve que me tiren un pastelazo en lugar de una bala si sé que el odio es el mismo. Aunque me tiren una bola de algodón de azúcar, yo sé que es odio lo que está detrás de eso. ¿Acaso lo que hay que eliminar no es el odio? Tenemos que aprender a amar, perdonar, a dejar de odiar y guardar rencores. De nada sirve cambiar un insulto por un chocolate. Sería un asco de mundo, donde ya no sabrías si hay amor u odio detrás del regalo que te hagan. Nos haría más suspicaces, las decepciones estarían a la orden del día. Los que piensan así, espero que sepan que su idea no podría realizarse. Porque en lugar de convertir algo negativo en algo positivo, harían lo contrario. Tomarían un pastel y lo convertirían en un arma.


Pésima idea.


5 de abril de 2010

Ciencia Asesina

La ciencia, lo haga o no con esa intención, destruirá poco a poco cada uno de los mitos de las religiones. No le podemos pedir que no lo haga, así debe de ser su naturaleza. No debemos ni siquiera desear que no lo haga, pues yo opino que en la medida en que la ciencia aún no logra refutar ciertos dogmas, la fe puede seguir siendo fuerte. Como ser humano, aún no puedo concebir un mundo sin Dios, aunque me encantaría ver uno sin religión.



La ciencia debe desgranar la realidad cada vez más lejos, más específicamente, sin moral religiosa, llegando a límites que ni siquiera podemos imaginar aún. Y las personas de fe deberían de desear este cambio, este desmembramiento metódico de las creencias apócrifas que nos han atado durante siglos a algo menos de lo que podemos aspirar. La religión no pasará la prueba, definitivamente. Pero tal vez la FE sí lo haga.


A mí no me importa si es que el vino resulta siendo sólo vino, o si es que el Cielo no existe, si la reencarnación no es posible o tantas cosas más que desconozco sólo son invenciones de la ignorancia humana. Me importa que el amor, la caridad, el altruismo, la solidaridad, la compasión, el perdón, la lucha, la bondad en general, sean los pilares de la sociedad humana, de la especie humana. ¿Acaso importa si Dios tiene barba o varios brazos? Lo que importa, lo que debería importar son los valores, las acciones de los seres humanos que los hagan más humanos. Después de tanto tiempo, ya es hora de que comencemos a reflexionar acerca de que no vale la pena luchar por determinar quién es mejor, sino luchar para ser todos mejores.


La ciencia romperá con los dogmas, y eso es bueno. A nadie le debería de causar miedo que una religión se desbarate. Nuestra calidad humana no se desbaratará en tanto estemos conscientes de su importancia. Las religiones se pueden perder, pero no podemos perder nuestros valores, los que hagan que la Humanidad avance. Saber que el amor no es más que una reacción bioquímica que asegura la procreación no hace que dejemos de amar. Porque para nosotros, como humanos, el amor es algo más. ¿Acaso Dios no es algo más?