El seminario. Una pseudo investigación realizada en grupo, la cual es requisito de graduación aquí en Guatemala. Todo el proceso de investigación lo lleva a cabo el grupo que se graduará. En nuestro caso, los alumnos de quinto bachillerato. Es algo extraño, curioso, pues se necesita de un líder y de trabajo en equipo, y así es como se demuestra que nuestro sistema educativo es sumamente deficiente al promover estos dos aspectos. El sistema no está diseñado para crear líderes, y tampoco para favorecer el trabajo efectivo en equipo. Y eso, sumado al factor "adolescente", garantiza problemas en cada caso casi indudablemente.
Mi historia puede sonar falsa, a que me la inventé porque es lo que hubiese querido, pero es cierta. No tengo por qué mentir. Yo fui el presidente del seminario. Me escogieron, creyeron que por mi inteligencia o lo que sea, lo iba a hacer bien. Y eso traté, pero, no se puede ser fácilmente líder de tus amigos cuando el puesto es formal. En una ocasión dos compañeros, Reinaldo y Wagner, discutieron fuertemente en una reunión. Al final de la misma les dije que no tenían permitido quedarse a la siguiente reunión. Fracasé rotundamente, ridiculizaron mi autoridad.
Tiempo después, debíamos reunirnos un sábado, pero ese mismo día sería la kermesse del Liceo Javier, donde había estudiado antes. Yo pensé que no habría mucho problema en que me ausentara de la reunión (una vez), que lo que se haría ya estaba planeada y que contaba con ellos. Pero (oh traición...) resultó que este mismo Reinaldo con quien había tenido problemas antes, exaltó a los demás con lo que creo que fue un discurso acerca de la irresponsabilidad y el liderazgo y tomarse descansos injustificados cuando los demás trabajaban duramente por el bien del seminario. ¿El resultado? Me sacaron del puesto y reorganizaron la junta directiva. Otro compañero llamado también Luis Fernando quedó como presidente y (oh casualidad...) Reinaldo quedó como vicepresidente del seminario. Después de que lo "regañé" y después de que no estaba ni siquiera en algún puesto de la junta, pasó a ser vicepresidente. Fui víctima de los crueles juegos políticos a la tierna edad de 17 años, y descubrí que el poder es una droga tentadora, capaz de causar la traición.
Triste, el siguiente día que nos reunimos me enteré de que ya no estaba en ningún puesto de la junta directiva, y de cuál era la nueva configuración. Para bien o para mal, después ejercí el poder "desde las sombras" y todo salió bastante bien y bastante a mi modo. Pero eso lo contaré en el siguiente post.
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