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28 de mayo de 2009

De Noche Para Siempre (XIV)

Conocí, no sé si a los once o a los doce años a un autor guatemalteco llamado César Higueros Carrillo. De él tomé el concepto de ASNO, de un par de posts de hace meses. Aparentemente también fue locutor, y luego escribió. Los libros que más conocí de él fueron los de La Mosca, su Libro de Sabores. Tenía el concepto de que, como cuando leemos nos mojamos la punta de los dedos para cambiar la página, entonces las páginas deberían ser "de sabores". Me gustaba, cada página tenía en la esquina el nombre del sabor que tenía. Escribió La Mosca 1, 2 y 3. En su tercer libro, los números de las páginas terminaban en 3, no eran correlativos. Página 3, 13, 23, 33... Muchas de sus historias y situaciones graciosas que contaba en sus libros aún las recuerdo con mucho agrado. Lastimosamente conseguí los tres libros, y luego los perdí por diferentes razones.

En el segundo de los libros se contaba la historia de un médico que atiende a un paciente que prácticamente no padece nada, pero al enterarse de que tiene un negocio próspero, de pronto comienza a "inventarle" enfermedades y recomendarle tratamientos caros, llegando al colmo de que, al enterarse de que su esposa está embarazada, termina ofreciéndole a su propio hijo por "cómodas mensualidades". Tuve la dicha de conocer esa historia y proponerla para un concurso de dramatizaciones que se realizó en el instituto. Ya se había realizado algo así, y a mi opinión nos fue bien. Cuando tuvimos esa oportunidad propuse la historia, y se enriqueció muchísimo con los aportes de todos. Logramos hacer una obra que gustó, fue graciosa y cuya historia se podía alargar.

No recuerdo si ganamos, creo que quedamos en segundo lugar. Igual no importa debido a la satisfacción que logramos. Fue uno de mis primeros encuentros "serios" con el mundo del arte y de las letras. Después escribí algo más serio que resultó un fracaso en el instituto. A los quince años comencé a escribir poemas. Un par de años en que fui maestro, enseñé Idioma Español y Literatura, y fueron los años más gratificantes para mí como maestro. Tuve la oportunidad de crear una dramatización con alumnos de bachillerato y ¿adivinen cuál era la trama? Debí dedicarme más a ese mundo. Es cierto, los sueños que dejas de lado te persiguen durante toda tu vida.

Siempre me gustará el arte.

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