Mi práctica psicológica fue muy importante, y en el año 2002 por fin regresé a ella. Había conseguido un empleo en un buen colegio, donde estaba inaugurando cátedras que no habían sido impartidas antes y que tenían que ver con Psicología. Debía trabajar usando saco y corbata, tenía varios compañeros de trabajo interesantes y comenzaba a tener muy buena relación con la mayoría de mis alumnos. Era la primera vez que mis alumnos me celebraban mi cumpleaños, y me sorprendían de verdad.
Sin embargo, cuando me inscribí en la práctica me enteré de que el horario había cambiado, comenzaba media hora antes, y esto interfería con mi horario de trabajo. La decisión era bastante obvia, después de haber huido de la práctica ahora estaba en primer lugar. Debí abandonar el trabajo, y buscar otro que me permitiera realizar mis prácticas.
Encontré otro empleo, que pudo haber sido mejor, en el Instituto Cristiano Guatemalteco. Ni siquiera iba todos los días, y mi horario me permitía entrar más tarde y salir más temprano del trabajo. Aún así, fue la peor experiencia que tuve en lo laboral hasta ahora. Me trataban con distancia y hasta cierto desprecio por no compartir su religión, no existía un salón de maestros, los alumnos tenían un pésimo comportamiento y eran casi 60 por aula. No tenía mi propio material para dar clases, sino que debía compartirlo con otros maestros, y cuando algunas cosas se perdieron, me culparon a mí. Era tremendamente incómodo trabajar en ese lugar, y eran los compañeros maestros y directores más que los alumnos quienes hacían que uno se sintiera mal. Así que lo dejé. Y al final, la cifra que me iban a dar como liquidación era tan ridícula que me fui sin recibir nada.
Fue en mayo que conseguí al fin otro trabajo, en un lugar con muchos árboles, con un laboratorio de computación respetable, y un horario que me permitía llegar a tiempo a la práctica. Los alumnos en general eran de buena posición económica, y por lo tanto muchos eran engreídos y prepotentes. Pero, cuando los compañeros de trabajo te hacen sentir bien, los alumnos pasan a un segundo plano.
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