Hoy hace 100 años nació quien sería conocida como la Madre Teresa de Calcuta. Una de las mejores personas que han existido según mi opinión. Por su amor, su labor, su entrega, su compromiso. Una de las personas, quizá, que mejor ha entendido el mensaje de la Biblia. Amar al prójimo como a tí mismo. Dejar los prejuicios de lado, cualquier tipo de egoísmo, los miedos y simplemente amar y entregar la vida al servicio de los demás. Ser una persona así es envidiable para mí. Soy demasiado pragmático y frío, y sé que no podría existir un mundo donde todos fueran como ella. Se necesitan científicos e inventores que luchen sus propias luchas. Escritores y pensadores que vivan en su propio mundo ajenos a todo lo demás. Pero ser un poco más como ella no nos haría daño.
Creo que no se trata de que las personas seamos de mal corazón. Creo que más bien es miedo al compromiso. Y por eso muchos rebajan un poco el peso de su conciencia dando una moneda a alguien en la calle. Eso no requiere compromiso, sólo despegarse de algo de dinero. Tenemos miedo al compromiso que significa ser alguien mejor. La Madre Teresa no tuvo ese miedo, y decidió entregarlo todo al momento de ayudar a los demás. Todo su tiempo, todo su esfuerzo, toda su salud, todo su amor, todo. Y por eso fue una persona tan grandiosa. Y por eso el mundo es un poco mejor hoy, por su obra. Es uno de esos grandes ejemplos de que una sola persona puede lograr un verdadero cambio.
Soy un cobarde como muchos, que tengo miedo de comprometerme a cambiar el mundo, y sigo refugiado en mi vida, cómodo, sin pensar demasiado en los problemas de los demás. Pero hoy en el recuerdo de una de las personas que más admiro, y en homenaje a ella, debiera intentar ser un poco mejor. Y quedarme así, no cambiar nada más por un tiempo, como suceden las modas. Cambiar y mejorar, y quizá más adelante mejorar más. Y tratar de hacer del mundo un lugar un poquito mejor.
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