Creo que en general no fui un niño normal, pero disfruté de un paseo al zoológico, de que me dijeran "vamos a ver a La Mocosita" y de la ilusión de compartir con mi familia, y con tantas familias guatemaltecas, de uno de los iconos de nuestra cultura. Hoy en la televisión, alguien dijo: "murió alguien de la familia", y pienso que es totalmente cierto. Todos sentimos la muerte de alguien que nos acompañó durante más de una generación, que fue parte de nuestra niñez y más allá, alguien que quisimos visitar y conocer y compartir sin importar cuál fuera nuestra religión o posición socio-económica o por cuál candidato hubiésemos votado.
Espero que muchos lo sintamos igual, y que reconozcamos que son esas pequeñas grandes cosas las que crean una cultura y unen los corazones de las poblaciones. Que el niño que hay dentro de nosotros está unido a todos los demás niños guatemaltecos, y no ve el empleo que tenemos, la religión que profesamos, el lugar donde vivimos, la apariencia que tenemos, el auto que conducimos... Que el niño que llevamos dentro debiera de ser quien condujera algunas de las decisiones importantes que tomamos en nuestra vida, y debiera ser quien escogiera a nuestras amistades, y no el adulto prejuicioso en el que muchos de nosotros nos convertimos.
La Mocosita nos recuerda que todos alguna vez fuimos niños y que no hacía (como nosotros a esa edad) diferencia alguna de persona a persona. ¡Quién tuviera la dicha de morir y ser recordado con tanto amor por todo un país! Que descanse en paz y en el lugar más bello del corazón de quienes la conocimos, Nuestra Mocosita.
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