Mientras en el colegio no había querido meterme en problemas, y en realidad ninguna alumna me había dado pie a que los buscara, en la Universidad la historia era un poco distinta. En los cursos de "preparación" a la vida universitaria, había conocido a Melany, Nancy y Vicky, que me hicieron sacar al donjuán que había en mí. Me hice "novio" de Nancy, pero eso nunca funcionaría, así que sólo duró una semana. Después de eso sólo jugué a besarla de vez en cuando, y me di cuenta de que no tenía que hacerme novio de una mujer para besarla (gran descubrimiento...). Así que también logré besar a Melany y lo intenté con Vicky, pero no funcionó. También lo intenté con otras conocidas de esos días, y en general no funcionó pero tampoco es necesario que dé detalles.
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Siguiendo a Vicky (creo que su falta de interés avivó el mío), asistí de oyente a las clases del Profesorado en Educación Especial. Eran los miércoles por la noche y los sábados, pero yo me ocupaba de las noches. Ahí conocí a una chica llamada Beatriz, conocida por todo como Betty. A mí siempre me gustó llamarla Beatriz. Era delgada, de cabello a las orejas, morena, ojos y labios hermosos. El día en que comencé a creer (o darme cuenta de) que era especial, fue un día lluvioso en que asistí a la clase. Aún no llegaba el docente, y ella estaba sobre el escritorio del catedrático, observando la lluvia por la ventana. Parecía una fotografía, la escena de una película. Su meditación entró en mi mente, su melancolía estaba en comunión con mi alma. Ella seguramente no, pero yo sentí una conexión magnífica entre ambos.
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Después de ese día comencé a hablarle un poco más, pues ya nos conocíamos. Sentía que teníamos algo real en común. Quería, necesitaba saber qué pensaba. No en ese momento viendo a través de la ventana, sino siempre. Ese momento sólo me sirvió para creer, para convencerme de que pensábamos lo mismo. Y necesitaba saber si era cierto, si alguien compartía algo tan íntimo conmigo.
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