Beatriz me gustaba mucho, y me agradaba bastante, nos llevábamos bien. Comencé a hablar más con ella y a enamorarme de ella en febrero del 98 más o menos. Hasta ese momento sólo había tenido uno que otro beso casual, nada formal. Digamos, mis habilidades para seducir estaban ya algo desarrolladas, pero no las de enamorar de verdad.
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Sin embargo, me gustaba mucho y pasaba tiempo con ella sin tratar de besarla. Fue lindo como sólo puede ser cuando uno es joven. Nos buscábamos, platicábamos, intentábamos tomar la mano del otro. Recuerdo una vez en que nos encontrábamos en el edificio donde ella estudiaba el Profesorado en Educación Especial. Estábamos apartados de los demás, jugando tonterías tomados de las manos. En un momento la tuve frente a mí, cerca, y era el momento para besarla... pero no lo hice. Lo intenté en una ocasión en que fuimos en grupo al cine, y ella me rechazó. No lo entendía, y no me dio explicaciones. Más tarde, cuando averigüé la verdad a través de una amiga, me enteré de que era por mi mala fama. Pensaba que sólo estaba jugando con ella.
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No puedo decir que me dolió como haber perdido al Amor de mi vida o algo semejante, pero fue como un golpe, como si me sacaran el aire, darme cuenta de cómo me veían realmente todos a mi alrededor. Fue la primera vez en que tuve que lidiar con las crueles consecuencias de mi actos. A partir de ese momento decidí dejar de hacer las cosas como las estaba haciendo, y tratar de agenciarme la confianza de Beatriz. Porque su amor, sabía que aunque sea en pequeña medida lo tenía.
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Pero fue en esa época en que conocía mi exesposa...
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